domingo, 14 de septiembre de 2008

Mi silencio no es silencio,
es lo que hago para no gritar,
lo que no querés escuchar.
Entonces callo.
Permanezco en silencio.
Un silencio mentiroso pero honesto.
Porque no me permitiría lastimarte,
aunque te veo herida,
porque tus heridas me hielan.
Tus máscaras de colores se ennegrecen en cada paso
y pierdo noción del bien y el mal.
Me gustaría entenderte, salvarte, saber si te hace bien...
pero ante la duda elijo el silencio.
Ruego no verte desvanecer,
que te encuentres,
ahí donde estés, en donde sea,
para volver a encontrarte yo también
y convertirnos de nuevo en lo que siempre quisimos ser,
envuelta en esa pureza infinita, incorruptible,
que extraño con todo mi ser.

No hay comentarios.: